Montenegro posee una naturaleza digna de una batalla de titanes que a su paso ha dejado un escenario abrupto, irregular y salpicado de parajes de una belleza asombrosa. Todavía fuera de los circuitos turísticos naturales, lo cierto es que poco tiene que envidiar a los Dolomitas italianos, los Pirineos españoles y franceses o los Alpes Julianos de Eslovenia.
La geografía de Montenegro bien merece un estudio profundo, ejemplo perfecto para explicar la formación geológica de picos, lagos alpinos, cañones y demás formaciones que a lo largo de millones de años han ido transformando su relieve.
Parque Nacional de Durmitor.
Por encima de todos los rincones sobresale el Parque Nacional Durmitor, emblema de la naturaleza montenegrina, cuya gestión es una guía perfecta sobre sostenibilidad y actuación de promoción turística de un paraíso natural. No en vano Montenegro no es un país extraño para botánicos e investigadores de la fauna y flora.
El interior, como indica el mismo nombre del país Monte Negro, describe con sencillez la orografía montañosa, donde encontraremos los otros dos parques naturales, Durmitor y Biogradska gora.
Hacia el sur se abren grandes valles planos que desembocan en el lago Skadar, parque nacional, paisaje lacustre de gran valor ecológico y frontera con Albania. No es el único gran lago ya que en los alrededores de Nikšić encontramos al lago Slansko y al lago Krupac.
La costa Adriática.
La costa Adriática a menudo a las faldas de las montañas que defienden el interior del país (como los montes Rumija, Sutomoran, Orjen y Lovčen) ofrece una gama de calas, playas, islotes y ensenadas que han cobrado vida con el turismo de verano.
Kotor.
La bahía de Kotor, falsamente definida como fiordo (el más meridional de Europa para algunos) fue en realidad un cañón de roca karstica desgastado por los ríos que bajaban de la montaña y que finalmente se abrió al mar creando un paisaje que sólo cuando ascendemos por las carreteras de montaña podemos apreciar con detalle.
